Carmen Pellicer ha participado en una tertulia en RNE por el Día del Maestro. Lo ha hecho en el programa ‘No es un día cualquiera’ de RNE, presentado por Pepa Fernández, este sábado 26 de noviembre. Un espacio compartido con la maestra Yoana Castelló y con Andrés Aberasturi para hablar sobre los y las docentes.
Recientemente, han sido publicadas las conclusiones del informe del sindicato del profesorado, ANPE, que ponen de relieve la situación del profesorado con datos preocupantes sobre la ansiedad, las bajas por depresión, las agresiones y una excesiva responsabilidad en su figura.
José Antonio Marina ya abría el debate proponiendo en 2015 incentivar económicamente a los mejores profesores, un MIR para todos los docentes y la necesidad de recuperar el prestigio que antes tenía el oficio.
La pedagoga Carmen Pellicer comenzaba su intervención tras conocer los resultados del informe.
C: La situación no es fácil. Tenemos una herencia, una mochila emocional tras la pandemia que ha afectado al clima de las escuelas. Esto, se junta a la situación tan dura que están viviendo muchísimas familias con la crisis económica que agrava también la tensión y la presión con la que el alumnado llega a las aulas. Y hay que sumar un cambio sobre todo de la adolescencia. Creo que los profes que somos de Secundaria y estamos con adolescentes, posiblemente lo estamos notando más. Hay una ruptura en los canales de comunicación, en los modelos de motivación y la invasión de la tecnología dentro y fuera del aula. A muchos maestros y maestras todo esto nos ha dejado sin recursos para reaccionar y eso agrava muchas veces el clima, la convivencia, la disciplina, el respeto… Todo lo que el estudio del ANPE ha puesto de manifiesto.
¿Hay un antes y un después tras la pandemia?
C: La pandemia ha sido un hito, aunque no es el único factor. Llevamos ya un tiempo de un cambio profundo en la escuela que necesita de muchas medidas, pero es cierto que la pandemia ha puesto encima de la mesa esa brecha profunda que necesita de ayuda. Antes se ha hablado de lo importante que son las relaciones sociales para la convivencia y para la felicidad y en las escuelas, quizá tenemos que plantearnos darle más peso y más protagonismo a la educación socioemocional y a otro tipo de aprendizajes para toda la vida que no son solamente la lengua y las matemáticas.
Sobre la concepción social de la carrera de Magisterio y su asociación a la mujer.
C: Cuando uno ve los estudios internacionales y cuáles son los países que salen en la foto muy bien reflejados, uno de los factores más importantes es la valoración social del gremio docente, y nuestro país no sale tan bien en esa foto. Creo que arrastramos ese San Benito de que al final cualquiera puede ser maestro porque no hace falta mucho. Esta situación ha cambiado radicalmente, pero sigue habiendo una presencia mayoritaria sobre todo Infantil y Primaria de mujeres.
Hablemos sobre la agresividad y la falta de respeto en las aulas.
C: Ciertamente, el apoyo, la sintonía entre familia y escuela se ha roto. Hay mucha presión sobre la escuela y se nos hace responsables de arreglar muchos desaguisados, pero al final es necesaria esa complicidad entre la familia y la escuela, que se ha perdido.
Yoana Castelló, maestra en la región de Utiel (Valencia) apunta a que en las zonas rurales todavía se mantienen el respeto hacia la figura del maestro y maestra.
C: Es distinto estar en un pueblo que estar en una gran ciudad o en algún barrio especialmente difícil. Y también influye la edad. No es lo mismo estar con niños pequeños, que la situación en los institutos o las escuelas de Secundaria, donde yo creo que las familias a veces han tirado la toalla por la impotencia que muchas veces sienten con esa crisis generacional y de transmisión de valores o de modos de ver la vida. Entonces, al final es un poco esa impotencia que les hace decir “como yo no puedo, a ver si vosotros lo arregláis”.
La presentadora, Pepa Fernández, apunta que es una tarea compartida entre escuela y familia.
C: Y la sociedad. No solo es familia y escuela. Es la ‘tribu’ que tantas veces apunta José Antonio Marina. Los medios de comunicación, las redes sociales, el grupo de los iguales… Hay muchos otros agentes a la hora de socializar hoy las nuevas generaciones, que estiran cada uno en una dirección contraria, y eso lo hace muy complejo.
Hay que poner en valor las buenas prácticas, las buenas escuelas y las buenas experiencias para devolver la confianza social en la escuela.
¿Cómo deberíamos intentar restaurar la confianza y la corresponsabilidad a la hora de educar?
C: Pues yo creo que hay una primera clave muy importante: cambiar el discurso social sobre la escuela y sobre la educación. Hay que poner de manifiesto lo que es, lo que se hace bien. Como decía Yoana, aquí en Utiel las familias están muy involucradas en muchas de las escuelas. Nosotros tenemos 7 colegios y muchas familias participan activamente. Hay que poner en valor las buenas prácticas, las buenas escuelas y las buenas experiencias para devolver la confianza social en la escuela. Porque ha sido muy dañada en estos últimos años por el discurso tan crispado y tan politizado que hay sobre la educación. Se ha generado mucha desconfianza hacia la tarea de los docentes y eso no es bueno. Creo que hay que generar un discurso positivo, poner en valor a las buenas prácticas, a las buenas experiencias de colaboración, la labor que hacen las AMPAS tan positiva, participando en muchas actividades y apoyando el aprendizaje.
Yoana Castelló interviene para comentar el vaivén de cambio de normativas al que están sometidos los profesores y la necesidad de una continua formación multidisciplinar. Para evitar los conflictos tienen que venir felices a clase. Hay que generar un ambiente bueno y adecuado donde se involucre a las familias, donde se tenga en cuenta la diversidad y la inclusión, donde las formas de enseñanza y aprendizaje sean diversas y creativas. Todo eso las familias lo perciben y cuando ves el agradecimiento por parte de ellos es una motivación para seguir trabajando de forma conjunta.
C: Añado que la vocación no es suficiente. La vocación es una primera llama, pero hay que alimentarla y para poder crear ese ambiente feliz. Hoy hace falta aprender a enseñar de otra manera. Sabemos mucho más sobre el aprendizaje, pero en muchas aulas, desgraciadamente, ese ambiente feliz no es tan fácil. Porque las circunstancias externas no ayudan y porque los profes, muchas veces, no tenemos suficientes herramientas para abordar toda esa nueva tasa de conflictividad.
Las emociones positivas consolidan un aprendizaje más profundo y crear un ambiente feliz en el aula hace que el niño aprenda más y dure más tiempo.
¿El ambiente feliz es compatible con el concepto de autoridad en las aulas?
C: Es un viejo mito eso de “la letra con sangre entra”, pero parece que todavía hay gente con esa añoranza de la lista de los reyes godos, que es el estereotipo de esa enseñanza tradicional. Hoy, toda la investigación sobre la mente humana nos ha enseñado que las emociones positivas consolidan un aprendizaje más profundo y que crear un ambiente feliz en el aula, como decía la compañera Yoana, hace que el niño aprenda más y que lo que aprende dure más tiempo.
El miedo no es autoridad, pero aunque se cree un ambiente agradable y feliz para ellos en el aula, tienen que tener claro quién manda ahí. La autoridad del profesor no se puede cuestionar…
C: Aquí entra otro factor muy importante, y es que hemos superado esa visión del maestro solitario, carismático o dueño de su aula. Hoy, hablamos mucho más del equipo docente, del valor que tiene el equipo de la escuela. Y para que el clima de respeto sea real, hace falta un equipo docente muy cohesionado, con un buen liderazgo y un proyecto educativo potente. Porque, al final, el respeto depende de muchos factores. Depende, en parte, de cómo llegan los alumnos; pero depende, mucho, de la cultura y del clima que se crea la escuela. Del respeto y la amabilidad, y de esa disciplina positiva que comentábamos. Y, al final, todo eso depende mucho del proyecto de escuela. Tenemos que pasar un poco de esa cultura americana de las pelis donde están los profes carismáticos en medio de escuelas de tontos. Yo siempre digo que esta visión hoy no es real. Necesitamos profesores que sepan colaborar entre ellos, apoyarse mutuamente para afrontar situaciones difíciles en las aulas, que cada vez son más. Hacen falta más recursos y hace falta más estabilidad… Por ejemplo, está la LOMLOE, que ya sabemos que va a morir, y es que uno se siente invadido por burocracia y papeles. Hay mucha sobrecarga.
P: ¿Cómo se detectan los casos de acoso escolar?
Yoana habla de los programas de detección y prevención, la comisión de igualdad y convivencia que trabajan normas, valores, la empatía…
C: El ciberbullying, el ciberacoso, las adicciones… se incrementaron muchísimo en tiempos de pandemia y lo hace mucho más complejo. La escuela sola no puede, la escuela es un factor que puede ayudar a la solución, pero no puede evitar el problema, y eso requiere implicación también por parte de otros agentes sociales. Es muy importante el papel que tiene la municipalidad, la localidad y el ocio de después de la escuela. Porque muchos de los conflictos se producen en las verjas de las escuelas y en las pantallas. E insisto en que, sobre todo en Secundaria, creo que tenemos un poco esa sensación de que se nos responsabiliza de arreglar muchas cosas cuyas causas no dependen única y exclusivamente de la escuela. Es un tema que hay que abordar. También tenemos que replantearnos nuestro currículum, es decir, qué es importante que aprendan y dejar tiempo en la escuela para los programas como los que citaba Yoana y los programas de educación socioemocional y de hábitos de convivencia y de participación democrática. Siempre digo que la escuela es como una caja de quesitos, donde hay ocho quesitos y para meter un nuevo quesito, que son todo este tipo de iniciativas, hay que sacar otro. Porque, al final, cada vez tenemos más peso y más y más cosas, pero necesitamos tiempo para sistematizar y formar bien a los profesores en todo este tipo de necesidades.
Yo tengo muy buen recuerdo de mi escuela, soy quien soy gracias a mi escuela y le debo mucho. Pero es verdad que hay un cambio importante. Hasta hace muy poquito todo el aprendizaje, entre comillas valioso, se producía dentro de la escuela. Hoy, los niños y las niñas aprenden más fuera que dentro, por tanto, el rol de la escuela y de la educación ha cambiado. Y, como decíamos en el famoso texto que hicimos con José Antonio Marina, El Libro Blanco, hay que cambiar radicalmente los procesos de formación y preparación docente que, todavía hoy, dejan mucho que desear. Necesitamos una preparación mucho más sistemática y ambiciosa para poder responder a este gran cambio que vive el mundo de la educación hoy en día.
España tiene una sensibilidad especial frente a otros países por la equidad y tenemos una preocupación grande por la inclusión. Eso no lo debemos perder.
Y ya hemos hablado de lo malo, pero ¿cuáles son los puntos fuertes de la educación en nuestro país?
C: Los últimos 10 años España se está convirtiendo en un paradigma de innovación. De buscar nuevas posibilidades. Hay grandísimas escuelas, no hay que irse a Finlandia. Creo que se puede aprender mucho aquí y creo que conservamos, a pesar de todo, una gran traducción humanista. Tenemos esa inquietud por educar realmente personas y no solamente en competencias instrumentales que salen en PISA y que prima unos aprendizajes sobre otros. Creo que nuestro sistema sí conserva, por ejemplo, la apuesta por la ética, por la educación en valores, por la educación en la participación democrática, por la inclusividad… España tiene una sensibilidad especial frente a otros países por la equidad y tenemos una preocupación grande por la inclusión. Eso no lo debemos perder.