Amanece el último día de raid. Estamos en Ait Ben Haddou donde se mantiene bien conservada una espectacular kasbah (antiguo poblado de adobe) que ha sido escenario de varias películas por su encanto.

Nos espera un día fácil hasta Ouzoud de navegación sencilla por “carreteras” secundarias. Los primeros kilómetros nos llevan por una larga garganta que llaman la ruta de las mil kasbahs. Un gran número de estos característicos pueblecitos salpica todo el recorrido. Aunque muchos son solo ruinas tienen un encanto singular. En este tramo el cuentakilómetros parcial da la tercera vuelta completa en este viaje, 3.000 km desde que salimos de Valencia.

Dejando atrás la garganta comienza el ascenso para cruzar el Atlas. La última vez lo cruzamos más al norte donde la cordillera no es tan alta. Ahora estamos ante unas montañas imponentes de cumbres nevadas. Realizamos el largo ascenso hasta un puerto a más de 2.200 m de altitud, donde inicia el descenso. Ambas vertientes nos brindan unas maravillosas vistas.

Pasando cerca de Marrakech cruzamos las llanuras del norte del Atlas. La última página del roadbook contiene las indicaciones para llegar a Ouzoud donde completamos el raid. En lo alto de las cascadas hay una plaza donde aparcamos todos los coches y celebramos la llegada.

Ha sido un viaje largo, divertido, con momentos difíciles, pero de mucho aprendizaje. Uno de esos viajes que cambian tu visión del mundo para siempre, hemos sido testigos de una dimensión humana que no conocíamos. Creíamos que sabíamos lo que íbamos a ver, pero no es lo mismo cuando realmente estás aquí.

Gracias a Oasis Raid por su estupenda organización y gracias a Trilema por el apoyo para hacer posible este viaje.

Ahora solo nos queda volver, 800 km hasta Tánger y otros 700 km hasta Valencia, dos días más de viaje.

¡Hasta la próxima!

Micael Fernández

Amanece en Volcano y el vivac se activa con los primeros rayos de sol. Los participantes y los miembros de la organización recogen tiendas, preparan el desayuno y cargan los coches, mientras discuten sobre de qué tienda procedían los ronquidos.

La etapa comienza temprano, aunque hoy es un día sencillo. Tenemos 15 km de pistas para salir del valle de Volcano y después otros 370 km de carretera. Desde la organización nos invitan a tomárnoslo con calma, hay muchas cosas interesantes que ver en el camino y no tenemos ningún compromiso al llegar.

Durante el recorrido paramos en un pequeño colegio, una estructura de una única aula donde una profesora da clase a un grupo de niños. Aquí repartimos el material escolar que aún llevábamos en el coche.

La etapa es larga y, al hacer varias paradas, llegamos tarde al destino. Primero paramos en el precioso oasis de Fint. Nos damos un baño, nos refrescamos, sacamos fotos y seguimos.

En Ouarzazate visitamos la Kasbah que corona la población. Una suerte de intrincadas callejuelas entre casas construidas con adobe.

Al llegar por la noche nos espera el briefing de la última etapa.

Micael Fernández

Hoy es el segundo día de lo que llaman la etapa maratón. Hemos acampado delante del albergue Dinosaur Kem Kem en la región de Kem Kem y nos dirigimos a un hoyo rodeado de montañas llamado Volcano.

Desde el día anterior no hemos visto el asfalto, ni siquiera pueblos o rastro de civilización. No tenemos posibilidad de repostar, comprar agua o buscar recambios y subsistimos con la comida que llevamos en nuestros coches. Esta noche dormiremos de acampada también.

Tenemos 130 km por delante de pistas atravesando valles pedregosos y arenosos. La navegación es la más complicada hasta ahora, y en un punto especialmente difícil nos perdemos junto a otros compañeros. Gracias a la experiencia ganada a lo largo de estos días, la conducción es “sencilla” y nos volvemos a encontrar con el camino correcto.

Una vez en Volcano nos queda casi toda la tarde libre para contarnos las anécdotas del viaje, jugar al fútbol y revisar los vehículos.

Micael Fernández

Hoy no salimos tan pronto como otros días, el briefing es a las 8:00h y la salida a las 8:30h. Nosotros no tomamos la salida directamente ya que tenemos que enderezar el trapecio que doblamos el día anterior. Lo hacemos atando el trapecio a un árbol, sujetando el coche con un 4×4 de la organización y tensando con un gato de levantar coches.

Una vez hecho el apaño, tomamos la salida penalizados por salir 16 minutos tarde. Nos esperan 170 km desde nuestra posición hasta un pequeño albergue en el desierto profundo. El primer tramo de pista nos lleva al interior del Gara Medouar y desde allí rumbo al suroeste, atravesando numerosos chott (lagos secos), bancos de arena, dunas y largas pistas a gran velocidad.

La ruta alterna tramos pedregosos con arena, lo que nos obliga a subir y bajar la presión de los neumáticos constantemente. Varios bancos de arena especialmente largos ponen al límite el motor de nuestro Peugeot 106. Nos quedamos atascados en más de una ocasión, pero empezamos a tener bastante práctica con la pala y colocando planchas para sacar el coche.

Para finalizar la etapa, como va siendo habitual, nos espera una sorpresa. Tenemos delante una subida difícil en arena muy suelta seguida de una bajada épica por el otro lado, 5 km seguidos de arena en bajada continua. Muchos coches se quedan en la subida inicial pero nosotros pasamos poniendo el motor al tope de revoluciones hasta el corte de inyección. Luego disfrutamos de la larga bajada a gran velocidad donde el coche parece que patine surfeando la enorme duna.

Micael Fernández

El día empieza muy temprano, a las 6:00h estamos en pie, preparamos todo y a las 7:36h tomamos la salida. Nos esperan 210 km por la zona de Merzouga.

Antes de la primera entrada a pista nos acercamos a la gran duna que domina la población. En este territorio la navegación es complicada, muchos caminos se entrecruzan, hay pistas paralelas que acaban llevando a enormes extensiones donde las pistas se borran y tenemos que guiarnos con brújula.

Además de la compleja navegación nos movemos por un territorio difícil. Mucha arena cubre las pistas donde nuestros coches, que no son todoterrenos, se atascan con facilidad. Entre los compañeros nos vamos ayudando y vamos superando los bancos arenosos donde nosotros mismos nos quedamos atascados en más de una ocasión.

No tardamos en aprender la técnica para conducir sobre arena: entrar rápido, con el motor muy revolucionado y no perder inercia; de esta manera los coches “flotan” sobre la arena y pueden superar el obstáculo. El problema es que los coches sufren mucho y no tardamos en ver las primeras consecuencias.

En el ecuador de la etapa tenemos un accidente cruzando un denso banco de arena en un tramo que hace curva. Golpeamos la rueda delantera izquierda contra una roca arrancando el paso de rueda y abollando la llanta dejándola inservible. Sacamos una de las ruedas de repuesto de las dos que llevamos y la montamos, pero la dirección ha quedado un poco desviada. A partir de aquí seguimos con precaución excepto en los bancos de arena, si vamos lento no pasamos.

Cerca del final la organización nos tiene preparada una sorpresa, una especie de examen de conducción en arena. Nos enfrentamos a una serie de dunas encadenadas que tenemos que sortear. Por lo menos, tienen varios vehículos de apoyo para sacar a los coches que se quedan encallados.

Llegamos a Merzouga de vuelta al anochecer donde hay programada una entrega de material. No se permite convocar mucha gente a la vez, así que varios grupos esperan turnos pacientemente. Primero los niños reciben mochilas y material escolar, posteriormente un grupo de mujeres selecciona ropa de la pila que hemos traído entre todos.

Micael Fernández