Ayer se celebraron los premios ‘Maruja Mallo’ impulsados por la Fundación Ortega-Marañón. El acto tuvo lugar en la sala María de Maeztu en la sede de la fundación. Los premios han puesto en valor la fortaleza y la vanguardia de mujeres en los campos de la cultura, las artes y el pensamiento.

En esta primera edición, la institución ha distinguido a ocho mujeres líderes. Entre ellas, se ha reconocido el liderazgo educativo de Carmen Pellicer, presidenta de la Fundación Trilema y directora de Cuadernos de Pedagogía. También fueron premiadas Victoria Camps, filósofa;  Itziar Miranda, actriz y escritora; la periodista, Gloria Lomana; María S. Soengas, científica; la medallista, Theresa Zabell; y la escultura Cristina Iglesias. Además, hubo un emotivo reconocimiento in memoriam a Carme Chacón, por su contribución al fortalecimiento de la democracia desde la política, la cultura y la formación.

El evento inició con un coloquio cuyas oradoras fueron Ana Pastor, presidenta de la Comisión Mixta de Seguridad Nacional del Congreso de los Diputados y secretaria ejecutiva de Sanidad; Yolanda Barcina, expresidenta del Gobierno de Navarra y exalcaldesa de Pamplona; Inés Alberdi, socióloga, catedrática de universidad y última directora ejecutiva del Fondo de las Naciones Unidas para las Mujeres; y Meritxell Batet, viceprimera secretaria del Partido Socialista de Cataluña. El director de la revista Ethic, Pablo Blázquez, moderó el diálogo que giró en torno a la ejemplaridad pública desde la perspectiva de estas 4 mujeres.

Seguidamente, comenzó la entrega de los premios. Carmen Pellicer en su discurso hizo alusión a la ejemplaridad y la capacidad de influir en la sociedad, aspectos protagonistas de la tarde. “Las maestras no podemos elegir, somos ejemplo, bueno o malo. Y tenemos un profundo poder de impactar en las conciencias y en las identidades de las niñas y los niños que pasan por nuestras aulas. Ellos no pueden elegir su infancia, ni su familia, ni su entorno cultural, ni su raza, ni su situación económica o de vulnerabilidad. En nuestros colegios, seguimos teniendo situaciones muy duras, donde la escuela es una palabra profunda de esperanza y posibilidad, de vencer el destino al que muchos de ellos están predeterminados por las condiciones en las que han nacido”, afirmó en su intervención.

El acto clausuró con las palabras de Ana Redondo, ministra de Igualdad, que recordó la identidad de la que dio nombre y sentido a los premios: “Maruja Mallo fue una gran figura transgresora. Un icono de las sin sombrero. Se enfrentó a otro tipo de machismo, el silencio. Fue una mujer libre”, resaltó. También aprovechó para felicitar a las galardonadas dándoles la enhorabuena, “sois nuestros referentes y os necesitamos para seguir avanzando”, concluyó.