En el programa de hoy de Onda Cero, Más de Uno, Juan Ramón Lucas ha hablado con Carmen Pellicer, colaboradora habitual; y Nieves Maya, directora de Carmelitas, sobre el cerebro y los aportes de la Neurociencia al  mundo de la educación.

Venimos de un sistema educativo organizado a partir de una visión determinista del cerebro, como si fuera una especie de baúl cerrado en el que la inteligencia viene dada desde que nacemos. Esa visión fija de la inteligencia ha condicionado la forma en la que se ha organizado el sistema educativo hasta la actualidad.

Gracias a la Neurociencia, se ha sufrido un cambio sobre cómo entendemos la inteligencia y la plasticidad del cerebro, lo que supone una gran revolución que está todavía comenzando. Debido a esto, no está lo suficientemente interiorizado para que pueda afectar a nuestra forma de trabajar en el día a día de nuestras escuelas.

“Debemos organizar la estructura de la clase en función de los momentos con niveles altos de atención”, Nieves Maya.

 

En su exposición, Maya ha insistido en que el error es una fuente de aprendizaje, nunca un fracaso, y que captar la atención debe ser el motor que mueva el aula. “Debes darles algo novedoso, que despierte su curiosidad, pero siempre teniendo en cuenta la estructura de la programación de cada clase”. No en todo momento el nivel de atención está en el mismo nivel. Tanto es así, que recomienda no empezar la clase con el aprendizaje que quieres que adquieran ese día, sino estructurar la sesión de tal manera que conecte con él en un momento alto de predisposición atencional. “El cerebro se puede educar: la educación modela el cerebro y está preparado para aprender”, ha afirmado.

“Esto es un mensaje de esperanza para los padres porque todo se puede aprender”, Carmen Pellicer.

 

Carmen Pellicer, por su parte, se ha detenido en la idea de discernir entre qué cosas deben saber de memoria y qué cosas pueden encontrar en Internet. Plantea fundamental entrenar con esfuerzo y sistematización las funciones ejecutivas. Es necesario que esos factores (la memoria, el control de la impulsividad, la flexibilidad cognitiva…), que hacen que el aprendizaje de contenidos se convierta en conocimiento real y no en un mero almacenamiento de información, sean introducidos en las programaciones de aula y que las familias comprendan la importancia de las habilidades no cognitivas. “Hablamos de educar el carácter de cada niño/a y eso es mucho más importante que cosas en las que algunos padres se empeñan”, afirma.

Sobre la atención a la diversidad y la personalización del aprendizaje
La directora de Carmelitas incide en el hecho de la personalización del aprendizaje como algo de fácil aplicación a la hora de organizar el aula y se apoya en la empatía como la clave de la relación entre docente y alumnado. “Hay que tratarles como quieres que te traten ellos a ti”.

Hoy entendemos que cada cerebro aprende de una forma diferente y eso requiere que el profesor/a conozca en profundidad los mecanismos que hagan que un niño/a aprenda bien, es decir, que ofrezca muchas oportunidades para que cada uno/a adquiera un aprendizaje útil. “El aula es como un laboratorio de vida y ese aprendizaje debe prepararles ante entornos no controlados”, ha concluido Pellicer sobre esta cuestión, reivindicando también la importancia de la formación del profesorado.

Ser creativo/a ¿Se nace o se hace?
La presidenta de Trilema expone que es evidente que se nace con una predisposición o facilidad en cuestiones creativas y que cada persona necesita un entrenamiento diferente sobre determinados aspectos, pero el aprendizaje puede modificar las estructuras neuronales y construye conexiones entre las neuronas que se enriquecen a través de experiencias ricas. “La creatividad se sustenta en una memoria bien entrenada”, ha asegurado.

Esta idea la refuerza Nieves Maya, y añade que la creatividad nace de un trabajo sistemático en el aula, “aunque parezca contradictorio, si se entrenan determinadas cuestiones de forma sistemática se llega a trabajar mucho la creatividad”.

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